desearás gritar a los cuatro
vientos todas tus penas y amarguras,
y pensarás que lo tuyo ya no tiene solución, incluso, habrá momentos
en los cuales te preguntarás si verdaderamente existe Dios
¡Pero no decaigas! Y no pierdas las esperanzas de que algún día
volverás a sonreír. El destino
nos impone pruebas, pruebas
que solo Dios nos ayuda a confrontar.
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