Un hombre fue a visitar a un sabio consejero y le confesó que ya no amaba a su esposa y que por eso pensaba dejarla. El consejero lo escuchó atentamente, lo miró a los ojos y solamente le dijo una palabra: ÁMALA
Es que ya no siento nada por ella le explicó el hombre. Una vez más, el consejero le dijo: ÁMALA
Ante un momento de silencio, el viejo sabio, agregó: AMAR, es una decisión; AMAR, es dedicación y entrega; AMAR, es un verbo y el fruto de esa acción es el AMOR.
Ama a tu pareja, acéptala, valórala, respétala, dale afecto y ternura, admírala y compréndela. Eso es todo, ÁMALA.
Si no AMAS a Dios, a tus padres, a tu pareja, a tus amigos, como a ti mismo, el AMOR puede tener estos terribles efectos:
La inteligencia sin Amor, te hace perverso.
La justicia sin Amor, te hace hipócrita.
El éxito sin Amor, te hace arrogante.
La riqueza sin Amor, te hace avaro.
La pobreza sin Amor, te hace resentido.
La belleza sin Amor, te hace ridículo.
La verdad sin Amor, te hace hiriente.
La autoridad sin Amor, te hace tirano.
El trabajo sin Amor, te hace esclavo.
La sencillez sin Amor, te envilece.
La oración sin Amor, te hace introvertido.
La ley sin Amor, te esclaviza.
La política sin Amor, te hace ególatra.
La fe sin Amor, te hace fanático.
La Cruz sin Amor, se convierte en tortura.
La vida sin Amor, no tiene sentido.
“Si buscas el verdadero AMOR, sólo lo encontrarás en JESÚS”
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